La pasta siempre ha sido un básico en todas las cocinas, ya que es muy fácil y rápida de cocinar. Además, se pueden crear un sinfín de recetas y combinarla con diferentes salsas e ingredientes.
No obstante, la gran mayoría de pastas tienen un paso en común, y es que todas necesitan cocerse. Este proceso es muy sencillo, pero para obtener una buena cocción es necesario seguir algunas instrucciones, las cuales pueden marcar la diferencia en el resultado final.
Para empezar, es evidente que para cocer pasta solamente nos hace falta la pasta, el agua y un poco de sal. Pero pocas veces se conoce la cantidad y el tiempo indicado para cocinar este alimento, y aunque leer las indicaciones del fabricante es buena idea, no siempre es suficiente.
Por esta razón, a continuación os contamos algunas técnicas para hervir la pasta correctamente, y os indicamos qué salsas son las más adecuadas para cada tipo de pasta dependiendo de sus características.
Aunque si queremos facilitar todo este proceso, os recomendamos utilizar un robot de cocina como el Cooking Chef XL de Kenwood, el cual permite cocer la pasta, crear diferentes salsas, e incluso crear nuestra propia pasta fresca casera todo en uno, gracias a sus diferentes accesorios.
Cómo cocer la pasta
1. La cantidad de agua perfecta
El agua nunca debe llenar más de ⅔ del recipiente que usemos para cocer la pasta. Por lo cual, se debe usar un 1L de agua por cada 100g de pasta, de esta manera evitaremos que la pasta se pegue entre ella y que rebose.
Es fundamental usar un recipiente que permita a la pasta moverse y cocinarse con suficiente espacio. Así que, si cocemos pasta corta es mejor usar una olla ancha, mientras que si nos decantamos por pastas largas una cazuela alta nos será de más ayuda.
2. La cantidad de sal correcta
Una vez tenemos la cantidad de agua perfecta para cocer la pasta, debemos ponerla a hervir a temperatura media-alta. Solo cuando el agua esté en ebullición debemos agregar la sal, ya que por lo contrario si añadimos la sal antes, provocamos que el agua tarde más en calentarse.
La cantidad de sal indicada es entre 8 y 12 gramos por cada litro de agua, para que se disuelva más rápido podemos remover al agua durante unos minutos.
3. Cuándo añadir la pasta al agua
Cuando hayamos agregado la sal y el agua esté en total ebullición, es el turno de la pasta. Ésta hay que echarla toda de golpe, y removerla inmediatamente con la ayuda de una cuchara, mejor si es de madera. Así, prevenimos que se pegue entre sí o al fondo del recipiente, aunque es habitual que al principio se pegue un poco.
Al añadir la pasta la temperatura se reducirá, por lo cual, es aconsejable dejar el fuego alto durante unos minutos hasta que el agua vuelva a hervir fuertemente. Una vez esté en ebullición, debemos ir bajando el fuego y removiendo de vez en cuando para evitar que rebose.
4. Tiempo de cocción
Debemos empezar a contar cuando el agua vuelva a hervir y la pasta esté totalmente sumergida. Para acertar con el tiempo de cocción, es aconsejable seguir el que viene indicado en el envase.
Sin embargo, si queremos una pasta al dente siempre es mejor sacarla uno o dos minutos antes, y si es necesario probarla para confirmar su textura y sabor. Esto es importante sobre todo cuando después de hervirla la vamos a mezclar con otros ingredientes o salsas que se están cocinando.
5. Cuándo y cómo consumir la pasta
Finalmente, una vez la pasta esté cocida debemos apagar el fuego, retirarla y escurrirla con la ayuda de un colador. No obstante, es importante utilizar unas pinzas para sacarla, así evitamos que se rompa. El agua se puede reservar para cocinar algunas salsas y darles más sabor.
Aunque hayamos escurrido la pasta no se tiene que enjuagar, a no ser que la tengamos que usar en una ensalada. Si la queremos fría podemos estirarla en una superficie limpia y fresca, si por el contrario la queremos caliente, la mejor opción es consumirla una vez la escurrimos.
Con que salsas acompañar la pasta
1. Pasta larga
Las pastas largas combinan a la perfección con salsas ligeras que se adhieren sin ningún problema. Por lo cual, las salsas a base de aceite de oliva, tomate fresco, albahaca o queso, como por ejemplo el pesto, son un gran acierto.
De la misma manera, la salsa carbonara es perfecta para los espaguetis, ya que su textura cremosa permite que todos los ingredientes se integren entre ellos y formen un resultado totalmente homogéneo.
2. Pasta corta
Aunque muchas veces hayamos visto pastas largas con salsas a base de carne o verdura, la mejor opción para este tipo de salsas es la pasta corta, ya que los ingredientes se impregnan en los huecos y pliegues de la pasta. De esta manera, es mucho más fácil comerla, y evitamos que los alimentos se queden al fondo del plato.
Por esta razón las salsas gruesas de textura espesa son ideales para pastas como los macarrones, los tortiglioni o los fusilli, entre otras. Por lo cual, la salsa boloñesa es una de las salsas que mejor se adapta a la pasta corta.
3. Pasta rellena
En estas pastas es importante recordar que ya llevan más de un ingrediente, así que es mejor utilizar salsas suaves y sencillas que no resten importancia al relleno. Una gran opción es la clásica salsa napolitana o aquellas que tienen como base el queso.
¿Qué te han parecido estas técnicas para cocer pasta? ¿Conocías cuales eran las mejores salsas para cada pasta? ¡Cuéntanos en los comentarios!
Descubre más técnicas de cocina aquí.