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Confitar y caramelizar son dos términos que se confunden a menudo. Puede parecer que son la misma técnica de cocina, pero la verdad es que son muy diferentes. Si quieres aprender la diferencia entre estas dos técnicas, ¡sigue leyendo!
Para garantizarnos el éxito al confitar, tenemos que prestar especial atención al tiempo y a la temperatura. Podemos confitar tanto alimentos dulces como salados.
Confitar reúne varios significados. En primer lugar, según el Diccionario de Gastronomía, confitar “consiste en introducir frutas o frutos secos en almíbar u otro líquido azucarado y cocer lentamente a temperatura muy baja”. Por otro lado, como hemos comentado, también podemos confitar alimentos salados como carnes, pescados o verduras. En este caso, y siguiendo una vez más el Diccionario de Gastronomía, confitar es una “técnica de cocina que consiste en introducir un alimento en un líquido graso y cocinarlo a baja temperatura”.
Una de las recetas que podemos usar para aplicar esta técnica es preparar unas patatas confitadas. Para ello, vamos a necesitar, patatas enanas, aceite de oliva, sal y pimienta. Primero, lavamos las patatas, no es necesario pelarlas. Em una cacerola añadimos suficiente aceite para cubrir las patatas y lo ponemos a calentar a fuego medio. Cuando empiece a burbujear, echamos las patatas. Las mantenemos entre 45 y 60 minutos, comprobando su punto de cocción con un cuchillo o un tenedor. Cuando las retiremos del fuego, debemos mantenerlas en su propio aceite hasta servirlas. Al servir, salpimentamos al gusto. De manera opcional, puedes añadir hierbas frescas como el romero.
En segundo lugar, tenemos la técnica de caramelizar, que consiste en la oxidación del azúcar. Para conseguirlo, se somete a temperaturas alta el alimento en cuestión. Con esto conseguimos que su superficie se convierta en caramelo, bien gracias a los azúcares propios de los alimentos o a azúcares añadidos. Se usa sobre todo en repostería y dulces, como en flanes o frutas, pero también puede hacerse con platos salados, como la cebolla.
Preparar una deliciosa cebolla caramelizada es fácil, y queda genial para acompañar tus platos preferidos. Vamos a necesitar cebolla, aceite de oliva y azúcar moreno. Cortamos la cebolla en juliana gruesa. En una sartén, añadimos el aceite de oliva, la cebolla y un puñado de sal mientras removemos bien con el fuego al mínimo. Para acelerar el proceso, podemos añadir azúcar moreno. Seguimos removiendo de vez en cuando hasta que se oscurezca la cebolla. En 30 minutos, tendremos una rica cebolla caramelizada. Para que sea aún más fácil, puedes ayudarte de un robot de cocina. Aquí puedes ver la receta para prepararla con tu robot.
Una vez revisadas las definiciones de las dos técnicas, podemos ver que confitar y caramelizar son dos técnicas diferentes. En función del alimento y el resultado que queramos conseguir, deberemos utilizar una u otra.
¿Conocías la diferencia entre confitar y caramelizar? ¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios!
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Buenos ejemplo me sirvió de mucho
Caremelizar es aprovechar los propios azúcares. Es una mala práctica añadir azúcar ya q enmascara los sabores ... solo acorta el tiempo en contra del sabor y/o ayuda en productos q no tienen suficiente azúcar propio por que no los hemos escogido bien