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En términos de seguridad alimentaria hay muchas lagunas, personas que realizan una rutina al cocinar y otras, lo contrario.
Esto viene determinado por las costumbres familiares y lo que se va enseñando generación tras generación. Pero no siempre es la forma de hacerla correcta. Pues muchos alimentos los tratamos de una forma errónea y no somos conocedores de ello. Lo que deja vía libre a posibles enfermedades derivadas de bacterias al cocinar.
¿Sabemos qué alimentos se deben lavar antes de consumirlos y/cocinarlos y cuáles no? Tenemos como costumbre el lavar los alimentos como regla general para limpiarlos de posibles bacterias. Pero existen otros productos que se deben de mantener alejados lo máximo posible del grifo de casa para no atraer problemas con ellos derivados de su humidificación.
A continuación, te dejamos una lista que debemos seguir. Tenemos que asegurarnos una manipulación adecuada y saludable de cada pieza que vayamos a cocinar o comer directamente.
- Pollo: aunque pensemos que dándole un toque de grifo antes de empezar a cocinarlo es una buena opción, lo cierto es que, al hacerlo, podemos hacer que ciertas bacterias como la salmonella o el campylobacter aparezcan, dando lugar a contaminaciones cruzadas.
- Huevos: la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO) en su campaña de 2015 El huevo, de etiqueta, nos aclara que estos productos lácteos, cuando son procesados antes de ser puestos a la venta, son cubiertos previamente por una capa protectora que aísla las bacterias y evita que contaminen a otros alimentos que se encuentren en contacto con ellos. Si los lavamos antes de guardarlos en la nevera estaremos eliminando esa capa y dejando libertad a las bacterias para que se desparramen.
Solo debemos enjuagar los huevos cuando vamos a manipularlos para usarlos en el cocinado.
- Pescado: al igual que las carnes crudas como el pollo, el pescado puede crear contaminaciones cruzadas al ser lavado.
Al contrario de lo mencionado anteriormente, hay elementos que sí necesitan ser lavados antes de comerlos. Y como muchos de ellos no se cocinan, sino que directamente nos los comemos, es necesario, 100 %, pasarlos previamente por agua. Nos referimos a las frutas que no siempre las usamos como complemento a una comida, sino que les hincamos el diente sin pensarlo. Como las manzanas, las fresas o verduras como los tomates, pimientos y zanahorias.
- Legumbres: la revista Eroski Consumer, por su parte, advierte de su más que necesaria necesidad de ser lavadas. Ya que contienen gran cantidad de suciedad de sus lugares de producción.
- Frutas y verduras de cáscara no comestible: un ejemplo lo encontramos en los plátanos y las naranjas. Pensamos que como le quitamos la cáscara no es necesario lavarlos. Pero, a veces, las bacterias pueden introducirse sin que nos demos cuenta al interior de la pieza.
- Latas de conservas: Aunque pensemos que ya se ha procesado todo lo posible, lo cierto es que la lata en sí puede contener bacterias y esparcirlas por el alimento que contenga.
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