Uno de los alimentos que más pierde sus propiedades de un día para el otro es el pan. Descubre como aprovechar el pan duro en este post.
La tradición del pumpernickel, de origen alemán, ha sabido extenderse a numerosos países. Tenemos constancia de él desde el siglo XV. Este pan sin corteza y de aspecto oscuro se ha convertido en una delicia, que puede ser degustada de varias maneras. A continuación, compartiremos contigo la receta de la versión escandinava de este pan, que no dejarás de disfrutar.
El pan que te vamos a presentar tiene un sabor inconfundible. Con esta versión, ligeramente dulce no dejarás de sorprender a los tuyos. Solo necesitas unos pocos ingredientes para comenzar.
Primero, vas a mezclar en un recipiente los siguientes ingredientes, dejándolos reposar cinco minutos:
- Una cucharadita de levadura fresca.
- Una cucharadita de café instantáneo y otra de miel.
- Una cucharada de melaza.
- Una taza de agua tibia.
Segundo, en un recipiente grande, debes mezclar los siguientes ingredientes:
- 150 gramos de harina de trigo, más otro tanto de harina de centeno.
- 50 gramos de harina de fécula de maíz.
- 40 gramos de bulgur o, en su caso, cuscús, en función de lo que puedas conseguir.
- Dos cucharaditas de semillas de comino y cuatro de cacao en polvo.
- Una cucharadita de sal.
Una vez revueltos bien, deberás convertir el conjunto en una especie de volcán, dejando un hueco en medio, donde pondrás la masa anterior, creada con las levaduras. Ahora mézclalo todo muy bien, hasta conseguir una nueva masa homogénea. Puedes usar algunos de los productos Kenwood para facilitarte el trabajo.
Después, sobre una base de harina de fécula de maíz, amásalo todo durante diez minutos o hasta que sientas que gana suavidad y elasticidad. Déjala reposar en un recipiente, tapado con un paño húmedo, durante 90 minutos, evitando que esté en corrientes de aire. Verás cómo aumenta su tamaño hasta doblarlo.
En una bandeja grande, apta para la cocción del pan, introduce la masa sobre una base enharinada. Vuelve a amasar hasta que vuelva a su tamaño primero, tapándola después con film de plástico. Después deja fermentar por una hora.
Precalienta el horno, teniendo en cuenta que, según su tamaño, los tiempos y la temperatura pueden variar ligeramente. Suponiendo un tamaño medio, selecciona 200 grados, durante 25 minutos.
Al finalizar la fermentación de la masa, bate un huevo y píntala. Puedes hacer finos cortes diagonales de un centímetro de profundidad.
Acto seguido, introduce la bandeja con la masa en el horno. Bájalo a 190 grados y déjalo hornear durante 45 minutos. Después, retira el pan de la bandeja y, de esta forma, ponlo unos cinco minutos más.
Finalmente así de sencillo consigues el pumpernickel, este famoso pan negro que podrás utilizar para hacer sándwiches o, incluso, disfrutarlo solo. Un alimento gourmet en muy pocos pasos.
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